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En su primera exposición individual en Murmurs, Maria Maea, la artista estadounidense de primera generación de ascendencia mexicana y samoana, desafió las formas ritualizadas y repetitivas de funcionar dentro de las estructuras institucionales descentralizándose como única autora. La inclusión de su madre, Susan Tuilaepa, y de su hermano, Martin Tuilaepa, en un proceso relacional de creación de exposiciones era una idea profundamente arraigada en las nociones indígenas de comunidad. Meses antes de la inauguración de All in Time [Todo a su tiempo], Maea regresó a su ciudad natal de Long Beach, donde tejieron juntos hojas de palmera, uno de los principales materiales que se encuentran en cada una de las obras de arte de la exposición. Mientras trabajaban, las tres grabaron sus conversaciones sobre Samoa, de donde procede la familia materna de Maea1. A través e esta colaboración, All in Time acabó presentando un modelo alternativo y explícitamente político para la creación de exposiciones. Al explorar su polifacética identidad junto con su familia, Maea demostró la importancia de salirse de las estructuras y etiquetas institucionales que buscan constreñir a los artistas marrones al tiempo que modelaba el modo en que un artista puede favorecer la curación de la comunidad.
La exposición puede considerarse una práctica de “reindigenización”, que implica una transformación de las formas de pensar y conocer destinada a privilegiar las visiones indígenas del mundo, las leyes naturales, las lenguas, las voces, las historias y las reflexiones2. Además de explorar sus herencias materna samoana y paterna mexicana3 (2022), Maea exploró su herencia paterna mexicana haciendo referencia a una antigua leyenda popular maya en la que un niño nace del huevo de una bruja o hechicera. La leyenda cuenta que de la noche a la mañana construyó la pirámide de Uxmal (México) y más tarde se proclamó gobernador de la ciudad. En nuestra conversación, Maea comparó la relación entre su hermano y su madre con la de las figuras centrales del cuento. De este modo, presentaba a los miembros de su familia como sucesores de esta historia indígena sagrada.], Maea abordó la idea de la reindigenización sobre todo en su aplicación a la biodiversidad: la forma en que se incluyó la vida vegetal en la obra encarnaba la práctica indígena de honrar todas las ecologías como “vivas”4. En lugar de utilizar las plantas como atrezo, Maea se rindió a ellas: girasoles, caléndulas, proteas secas, jazmín de Madagascar, vainas de magnolia, musgo español, calabaza amarilla, etc., fueron abandonados a su suerte en sus esculturas. A lo largo de las siete semanas que duró la exposición, crecieron, murieron y se infestaron de escarabajos algodoneros, como ocurrió con las plantas de jazmín de Untitled (Nephew) [Sin título (Sobrino)] (2020) durante la semana de la inauguración.
Maea empezó a trabajar en esa escultura dos años antes de All in Time. Después de modelar la cara de su sobrino en hormigón, Maea enmarcó la escultura con alambre de gallinero y la situó sobre una base con forma de guirnalda para darle estabilidad. La escultura fue colocada en el jardín de Maea, donde se enredó con el crecimiento de varias plantas a lo largo de dos años. En Murmurs, la escultura desarraigada lucía una corona de algodoncillo y caléndulas, su cabeza levantada hacia arriba y los ojos cerrados. La mano izquierda de hormigón de la figura parecía flotar frente a él en posición de oración, mientras que su pie izquierdo amputado daba un paso adelante. La escultura parecía encontrarse en un estado ambiguo, liminal, pareciendo a la vez florecer y decaer, congelarse y moverse, liberarse de las plantas y sin embargo verse abrumadoramente engullida por ellas.
Las otras dos esculturas figurativas del centro de la galería principal mitificaban a la madre y al hermano de Maea. La formación de Maea en el campo de la performance y su interés por el arte cinético resultaban más que evidentes en estas composiciones orgánicas, intrínsecamente gestuales y dinámicas. All in Time (2022), una escultura monumental de su madre Susan, fue el punto central de la exposición. La escultura imagina a la majestuosa madre de Maea con una corona de caléndulas; la figura inclina la cabeza hacia abajo, acariciando suavemente sus manos de cera con el follaje que conforma su forma, al tiempo que emerge de un remolino de palmeras tejidas y musgo español. En mi conversación con Maea, describió a su madre como si estuviera atascada “a mitad de camino en su historia”, una historia en la que está constantemente renegociando y reconceptualizando la relación con su pasado personal y ancestral, tanto en California como en Samoa.
En otro espacio de la galería, una instalación de la madre de Maea, Taupō Creations [Creaciones Taupō] (2022), ofrecía una muestra de su trabajo como diseñadora de trajes tradicionales samoanos. La instalación (llamada así por su marca de moda, Taupō Creations) mostraba un tocado tuiga, adorno que antes se reservaba para marcar el linaje del jefe y que hoy utilizan más las mujeres en las ceremonias de danza como emblema de la identidad cultural samoana5. El tocado, acompañado de un vestido largo confeccionado con tejidos de palma, se colocaba frente a un textil Siapo colgante hecho de u’a (corteza de morera) y teñido con materiales naturales. Las prácticas indígenas han sido históricamente omitidas de la institución exclusiva de las galerías de arte, exhibiéndose en cambio como objetos separados de su contexto cultural en vitrinas de museos etnográficos. Aquí, se convirtieron en parte central de la historia de la exposición. Como me explicó Maea, su madre se sintió “más orgullosa” y “más tranquila” después de la inauguración, lo que confirma el poder curativo de estas formas comunitarias de actuar. Al compartir sus recursos y su plataforma, Maea permitió que se desarrollara el capital cultural de su familia y que aflorara su potencial como artistas.
All in Time presentó un nuevo modelo de creación artística que se apoya en prácticas y valores indígenas, como son el trabajar en estrecha colaboración con la comunidad, compartir recursos y respetar el mundo natural. Este proceso intuitivo de reindigenización, tanto en la práctica como en el pensamiento, permitió a Maea conectar con su linaje paterno mexicano y materno samoano como artista estadounidense diaspórica y de primera generación. Exposiciones como esta han demostrado tener un gran impacto en artistas con historias y trayectorias similares. En nuestra conversación, Maea señaló que a raíz de ver All in Time varias personas de su comunidad local de artistas marrones queer radicales expresaron su interés por incorporar a sus propios familiares a futuros proyectos. Y lo que es más importante, para Maea y su familia esta exposición les conectó con una larga historia de tradición indígena, permitiéndoles imaginarse a sí mismos como los futuros antepasados en los que algún día se convertirán.
Esta reseña se publicó originalmente en Carla numero 31.