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El título de la sexta edición de la exposición bienal del Hammer Museum, Made in L.A. 2023: Acts of Living [Made in L.A. 2023: Actos de Vida], procede de una cita de Noah Purifoy. Según este artista del ensamblaje, que también fue trabajador social en Los Angeles y cofundador del Watts Towers Art Center, “no hace falta ser artista visual para utilizar el potencial creativo. La creatividad puede ser un acto de vida, una forma de vivir y una fórmula para hacer lo correcto”1. Utilizando esta máxima como punto de partida, los cocuradores Diana Nawi y Pablo José Ramírez junto con su colega Ashton Cooper abordaron la edición de este año reuniendo a artistas y colectivos artísticos de Los Angeles que exploran los ritmos de la vida cotidiana a través de cerámicas, textiles, pinturas, mapas, esculturas y otros medios. Al igual que Purifoy, muchos de los artistas participantes utilizan materiales cotidianos —desde arcilla y tierra hasta fotografía encontrada y pedrería falsa— de forma que amplían nuestra comprensión de lo que puede llegar a ser el arte. Acts of Living seleccionó especialmente las obras realizadas en comunión con su entorno local, registrando la vitalidad de los barrios, paisajes y habitantes angelinos.
Instalada en el tercer piso del Hammer, El suelo que nos alimenta (2023), de Jackie Amézquita, consistía en 144 losas rectangulares instaladas en una cuadrícula en la pared. Utilizando una pala y bolsas tejidas, Amézquita extrajo tierra de cada uno de los barrios que constituyen la región de Los Angeles, combinándola con masa, sal, agua de lluvia, piedra caliza y cobre. Para ilustrar la conexión personal del artista con la ciudad, cada losa está grabada con una escena inspirada en las rutinas diarias de la gente indocumentada de Los Angeles. Una losa, por ejemplo, está grabada con la imagen de una palmera y las palabras “Boyle Heights” garabateadas en letras hinchadas; otra es una cuidadosa interpretación del Westlake Theater de South Alvarado Street, un lugar rico en herencia latinx, ya que proyectaba películas en español desde los años sesenta2. En un video de acompañamiento realizado por el Hammer, Amézquita dice que hizo El suelo mientras contemplaba su “integración en el paisaje [de Los Angeles] durante estos últimos 20 años”3. En sus grabados del follaje y la arquitectura de L. A., Amézquita documenta y honra los movimientos cotidianos de las numerosas comunidades de la ciudad.
Otros artistas se hicieron eco de estas pasiones por la narración basada en el lugar. En su proyecto Valley Tours (2019-en curso), Vincent Enrique Hernández conduce a los participantes en un recorrido de 5 horas por el San Fernando Valley en su Volvo, obsequiando a sus pasajeros con historias sobre el barrio en un esfuerzo por compartir las “montones de historia que están justo delante de tus narices”4. Para Acts of Living, Hernández contribuyó con Valley Research Map [Mapa de investigación del Valle] (2019-en curso), un mapa del San Fernando Valley que había tachonado con tachuelas rojas y fotografías de personas y lugares notables, incluida una imagen del San Fernando Valley Japanese American Community Center, un sticker de un concesionario de automóviles Keyes y la portada de un cómic de Tarzán de 19545. Este mapa y la documentación recopilada describen una historia narrativa híbrida que acumula recuerdos y lugares que son tanto personales para Hernández como notables (aunque a menudo pasados por alto) dentro de la zona. Una carpeta de fotos de las giras de Hernández en un pedestal cercano destacó aún más la conexión en constante desarrollo del artista con estas crónicas (Pictures Taken on The Tour [Fotos tomadas durante la gira], 2019-en curso).
A dos pasos de la instalación de Valley Tours se encontraba PCH & Cherry at 7 p.m [Esquina de PCH y Cherry a las 7 de la tarde] (2023), de Christopher Suárez, una intrincada réplica de una sobremesa hecha en cerámica de una manzana de Long Beach, California, donde creció el artista. La obra muestra una humilde escuela con una valla desvencijada; una licorería con un gran cartel que reza “GRACIAS POR COMPRAR AQUÍ, SU COMERCIO ES APRECIADO”; y un edificio de apartamentos tambaleante coronado por un anuncio espectacular que anuncia el conocido estribillo de un abogado especializado en atropellos con fuga: “¿LESIONES DE COCHE?”. Las obras de arte, que recopilan lugares actuales, pasados e imaginarios de Long Beach, representan la amorosa ambición de Suárez de abrazar a su comunidad creando y recreando fielmente “espacios seguros” latinxs6. Suárez utiliza arcilla para recrear centros comerciales llenos de lavanderías, carnicerías y bodegas, grabando lugares que funcionan como importantes centros comunitarios latinxs relativamente libres de la mirada blanca y la violencia policial. Al igual que Amézquita y Hernández, la documentación de Suárez sobre su hogar presta especial atención a los ritmos cotidianos de la gente.
Mientras que algunos artistas de la bienal registraron las historias de Los Angeles a través de sus paisajes, Young Joon Kwak presentó esculturas y obras murales en las que el propio cuerpo se convierte en un lugar de la historia de Los Angeles: en el caso de Kwak, de las comunidades queer y drag de las que forma parte desde hace más de una década7. Sus piezas de “piel” en molde inverso y sus obras abstractas bidimensionales rastrean momentos de cambio físico y transición. Por ejemplo, To Refuse Looking Away From Our Transitioning Bodies (Pregnant Kim) [Negarse a mirar hacia otro lado ante nuestros cuerpos en transición (Kim embarazada)] (2023) es un molde en yeso de un cuerpo creado en colaboración con la artista multidisciplinar y dominatrix Kim Ye. La pieza, una réplica en bronce del torso embarazado de Ye que colgaba del techo, estaba llena de los ricos lineamientos del cuerpo expectante en el interior, mientras que el exterior estaba tachonado de joyas de colores. Conmemorando esta importante fase de transición en la vida de Ye, Kwak incrustó en la escultura pedrería falsa turquesa, rosa, negra y ámbar, evocando las transformaciones del atardecer en nuestros cielos crepusculares. Estos materiales cristalinos también hacen un guiño a la moda de la cultura drag, constituyendo una brillante carta de amor a espacios experimentales y queer como Mutant Salon, una plataforma itinerante de actuaciones colaborativas cofundada por Kwak. Sus piezas conmemoran a las personas y las prácticas culturales que constituyen sus comunidades. La obra de Kwak habla de su profunda inversión en la camaradería queer, trazando la red de vínculos multivalentes a través de nuestra ciudad.
Además de exponer obras de artistas individuales, Acts of Living también exploró espacios y colectivos artísticos que alimentan la creatividad de la ciudad. Prácticamente oculta en el Hammer’s Bank Annex, la break room [sala de descanso] (2023) era una habitación —con cafetera, dispensador de agua y máquina expendedora— donde los visitantes podían sentarse, leer, descansar, comer y curiosear. Organizada por Los Angeles Contemporary Archive (LACA), esta instalación improvisada era un microcosmos del apreciado archivo de LACA en Chinatown. LACA alberga una biblioteca repleta de libros y manuscritos relacionados con artistas contemporáneos, además de una colección de objetos efímeros de artistas (utilería de performances, modelos a escala de proyectos escultóricos nunca realizados, cheques de alquiler de estudios, minutas de reuniones, notas manuscritas sobre procesos, etc.) que de otro modo irían a parar a la basura. En el Hammer, LACA ofrecía tres secciones imprecisas —trabajo, placer y descanso— haciendo hincapié en este último. Cuando entré en el espacio, me encontré con dos personas que compartían una bolsa de papas fritas y hablaban de los derechos de las personas con discapacidad rodeadas de los residuos de las obras de arte. Se trataba de una emocionante versión de un “archivo viviente” que registra, alberga y amplifica las múltiples formas de inventiva que se dan en nuestra ciudad.
A través de su compromiso con las grandes y pequeñas acciones que impulsan el pulso creativo de Los Angeles, Acts of Living ofreció un archivo alternativo y personificado de la ciudad. La exposición recordó a los espectadores que —retomando a Purifoy— el arte es una práctica que lleva mucho tiempo realizándose fuera de las galerías, especialmente por parte de personas de color, queer, de la clase trabajadora y otras comunidades vulnerables que a menudo no tienen acceso a las instituciones. Aunque los artistas analizados aquí se centraron en temas diferentes, todos manifiestan un afán por documentar lo que significa moverse por Southern California, especialmente cuando se es un individuo creativo. Las tablillas de arcilla de Amézquita trazan las vidas cotidianas de personas indocumentadas en diversos barrios de Los Angeles; Hernández crea arte a partir de conversaciones peripatéticas sobre una parcela específica de nuestra metrópoli; Suárez reconstruye el Long Beach latinx; Kwak conmemora los cuerpos y la cultura en transición con colores cristalinos; y LACA archiva los gestos y efectos de las prácticas artísticas y comunitarias locales. Al igual que Purifoy afirmaba que el arte surge de los momentos cotidianos, estos artistas construyen objetos y prácticas bellos y significativos a partir de lo que es transitorio y se pasa por alto: nos lo perderemos si no tenemos cuidado.
Esta ensayo se publicó originalmente en Carla número 35.