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En el Simposio de Platón, Aristófanes expone cómo algunos humanos surgieron como parejas de amantes reunidas en un solo ser, para después ser divididos por los dioses1. Aquí, el amor puede entenderse como un deseo innato de volver a unirse y regresar a nuestro estado original: “Puesto que su forma natural había sido seccionada en dos, cada uno anhelaba a su otra mitad”, dice Aristófanes2. Entanglements [Enredos], una exposición personal de los artistas Louise Bonnet y Adam Silverman, exhibida en la Hollyhock House, diseñada por Frank Lloyd Wright, se hace eco del sentimiento de Platón: ambos artistas presentan obras que expresan un deseo corporal de unión, a la vez caprichoso y grotesco. A lo largo de la muestra, los defectos intencionados en recipientes de cerámica de gres, por lo demás impecables, sugieren una inquietante falta de plenitud, al tiempo que las imágenes de miembros estrechándose comunican un violento anhelo por un tierno abrazo. En la repetición de estos motivos, Bonnet y Silverman proponen un nuevo léxico visual para la dualidad de las relaciones románticas, exponiendo el amor en todas sus esperanzas y defectos.
Encaramada a una repisa cercana a la entrada principal de la casa, la obra de cerámica de Silverman, Entangled [Enredado] (2018), se encuentra una vasija exquisitamente elaborada con un orbe de aspecto tumoral adherido a su boquilla. Su esmalte en un tono blanco apagado produce una impresión de fragilidad, como si se estuviera desprendiendo; el efecto craquelado añade tanto belleza como precariedad. En todas las obras, los defectos son parte integrante del lenguaje vernáculo de Silverman. Una gran vasija adornada con dos nodos bulbosos, también titulada Entangled (2023), es la escultura de mayor tamaño de Silverman en la exposición. Uno de los abscesos de gran tamaño, que se sostiene desde abajo con una barra de metal, muestra una superficie más rugosa y presenta una grieta en forma de boca remendada con bandas de arcilla en forma de puntadas. Estas imperfecciones contrastan con la segunda baratija, que tiene una superficie lisa e intacta. Del mismo modo, instalada en el salón, Tide Jar [Jarra de marea] (2023), de unos 60 centímetros de altura, comparte los motivos de las fisuras y las bandas de reparación de Entangled y se sitúa junto a otra vasija casi impecable del mismo nombre (Tide Jar, 2022). Silverman pone en evidencia los contrastes de estas parejas a través de la proximidad. Al igual que el discurso de Aristófanes, en el que las heridas pretenden hacer recordar al individuo su otra mitad perdida, las esculturas de Silverman presentan imperfecciones intencionadamente visibles, indicando quizá que siempre quedamos marcados por las relaciones románticas.
Aunque somos conscientes de los riesgos del amor —su potencial para herir—, a menudo nos sigue embargando un innegable deseo de cercanía. (“Se echaban los brazos uno alrededor del otro, entrelazándose, queriendo crecer juntos”3, proclama Aristófanes). Los cuadros de Bonnet a lo largo de la exposición ponen de relieve este anhelo. Colgado en el extremo sur del pasillo interior de Hollyhock, el cuadro de Bonnet Hollyhock Green [Hollyhock verde] (2022) representa un par de manos incorpóreas entrelazadas sobre una mesa cubierta de tela dorada sobre un fondo esmeralda. Fuertemente entrelazadas, las manos se estrechan con tanta fuerza que se abomban ante la fuerza de su abrazo mutuo. En la sala de estar, Hollyhock Gold [Hollyhock dorado] (2022) de Bonnet también muestra un par de puños bulbosos agarrándose; esta vez, dos largos dedos apuntan hacia la parte izquierda del lienzo como si quisieran alejar la mirada del espectador de la muestra de desesperada intimidad. Si las esculturas de Silverman se centran en los cambios que puede provocar en el individuo una relación romántica, Bonnet muestra a amantes que se unen sin reparos, exponiendo la conexión romántica en todo su esplendor íntimo (si bien a veces truculentamente codependiente).
Aunque las obras de Bonnet y Silverman difieren estilísticamente, los dos conjuntos de obras presentados en Entangelements emplean el color para comunicar temas comunes, utilizando la Hollyhock House como una especie de intermediario. En Untitled [Sin título] (2023), de Bonnet, la única obra sobre papel de la exhibición, se representan un par de manos de color malva sobre un fondo verde azulado, un tono similar al que se encuentra en los intensos colores de la alfombra del estudio de Hollyhock. El tono marrón que aparece en una manga del dibujo también recuerda la profunda coloración avellana de otra de las obras de Silverman, Tide Jar (2023), situada a pocos metros de distancia. De vuelta en el salón, los tonos marrón dorado de Hollyhock Gold de Bonnet ondulan por el suelo de madera de la casa y suben por Entangled (Reading Room) [Enredados (Sala de lectura)] (2022) de Silverman. Cuando se observa desde unos metros de distancia, el ojo conecta fácilmente esta pieza de Silverman, en la que los pitorros de dos vasijas se besan sobre una mesa de nogal, con el abrazo amoroso de las manos pintadas de Bonnet. Estos momentos cromáticamente acoplados a través de Entanglements unen los dos cuerpos dispares de trabajo.
De manera muy similar al antiguo mito de Platón, Bonnet y Silverman ilustran una intimidad irresistible y turbulenta. En el espacio doméstico de Hollyhock House, contemplar Entanglements es como escuchar a hurtadillas los flujos y reflujos íntimos experimentados en las trampas del amor.
Esta reseña se publicó originalmente en Carla número 32.