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MUXXXE, con aspecto de espíritu vestido de encaje y cuero, se pavoneaba con enormes botas hasta la rodilla y un body blanco de zentai que le cubría de pies a cabeza. Por los altavoces sonaban feroces ritmos de club-trap-reggaetón, mientras el artista, totalmente enmascarado, pronunciaba rápidos versos de rap en español. Esta vibrante actuación no tuvo lugar en un oscuro club, sino bajo las brillantes luces de la Long Beach City College (LBCC) Art Gallery, como parte de la reciente exposición individual del artista, SEMENTERIO. A pesar de la exuberancia de la actuación musical del autor, la exposición multimedia se estructuró como un funeral a los yos pasados de MUXXXE. Un epitafio hecho con corte láser y pegado en una pared decía: “¡En memoria del cuerpo que / alguna vez habité” (MEMORIAL, todas las obras de 2023). La exposición convirtió la galería en un espacio parecido a un cementerio en el que el artista trataba de despojarse de aspectos masculinos de sí mismo a través de una serie de ritos performativos. A lo largo de SEMENTERIO, la obra de MUXXXE sugería que el rechazo del machismo interiorizado puede invitar a una visión más amplia del género y de la identidad propia.
Nada más entrar en la galería, los visitantes se encontraban con el esqueleto de un chaleco de plástico hinchado en el suelo unido a un par de mangas desprendidas (RESTOS). Cubiertas de ceniza y concreto, estas prendas se transformaban en restos polvorientos, dispuestos como si se desprendieran ceremonialmente de un cuerpo, como una piel desechada (PURGE [PURGA]). En una pared cercana de la galería se exponían fragmentos de las letras de MUXXXE en vinilo. “Todo lo que me jode / Lo mando al pasado”, rezaba uno de los rimas; “Borrón, cuenta nueva / De ti me he olvidado”, continuaba. El flujo narrativo de la exposición era conducido por un paisaje sonoro propulsor que resonaba por toda la galería: una mezcla de acordes de piano irregulares y sonsonete de sintetizadores que acentuaban el inquietante ambiente de mal de amores. A lo largo de la exposición, varias representaciones tridimensionales del artista impresas en aluminio actuaban como sus representantes, cada uno de ellos vestido con un body de pies a cabeza como un avatar futurista. Estas representaciones aparecían digitalmente a lo largo de la exposición, como en RIDE Video 1, que se reproducía en una gran pantalla plana instalada sobre un montón de tierra, como si emergiera de la Tierra en ruinas, y cuyo bajo punto de mira obligaba a los espectadores a arrodillarse para verla en su totalidad. La versión animada digitalmente de MUXXXE aparece en una silla de montar, fríamente erguida sobre un ataúd mientras se retuerce y da latigazos como un macabro toro mecánico. El motor del elevador mecánico da una sacudida de vuelta a la vida y el ataúd comienza una danza mórbida, inclinándose, sacudiéndose y girando en círculos espasmódicos y volátiles. Al igual que la órbita caótica y mortífera de la cultura machista, el ataúd hace todo lo posible por hacer descarrilar a la artista, imitando el firme deseo del patriarcado de malograr los cuerpos más vulnerables.
Otra pared mostraba alineadas una serie de lápidas grises con epitafios en español. Tituladas colectivamente MEMORIAL, las 12 piedras son modestas, más bien parecidas a placas, como si quisieran significar muertes internas no literales. Al poner a descansar estas versiones de sí mismo, el artista parece estar soltando partes de su pasado: “En memoria del tiempo que perdí por ti”; “En memoria de todo lo que alguna vez fui”. Aunque se centra en la identidad de este artista, en su yo del pasado y en el rechazo de sus valores machistas arraigados, SEMENTERIO, con sus imágenes de lucha y triunfo, puede verse como un acto de resistencia más amplio que llama la atención sobre las amenazas políticas, sociales y físicas cotidianas a la vida queer que no son exclusivas de nuestro país.
Nacido en Tijuana y afincado en la Ciudad de México, el trabajo de MUXXXE a menudo fusiona música y performance de maneras que cuestionan nuestras creencias transnacionales sobre la identidad y el género. En el pasado, han realizado intervenciones cerca de la frontera entre Estados Unidos y México y en el Hall of Fame de Hollywood, donde empujaron una enorme recreación de su propia estrella de Hollywood para cuestionar el trato que reciben los artistas trans en la industria del entretenimiento. El nombre de la artista es un guiño lúdico a la palabra indígena “muxes”, que hace referencia a un grupo que ha sido respetado como tercer género por el pueblo zapoteca de Oaxaca desde la época prehispánica. Su existencia insiste en que los valores patriarcales y el machismo no son inherentes, sino conceptos culturales frágiles que pueden desmantelarse y rechazarse. MUXXXE, que a menudo actúa con trajes que ocultan su rostro y su apariencia, recurre a un legado global de fluidez de género, desafiando los comportamientos opresivos que se ponen de manifiesto en SEMENTERIO.
El espectáculo terminó con el ENTIERRO MUSIC VIDEO, encargado por LBCC y creado para el próximo EP del artista, también titulado SEMENTERIO. A través de rápidos cortes de edición, vislumbramos sucias barreras de plástico embadurnadas de estiércol, marañas de cables colgando y desagües que gotean un líquido parecido al combustible negro como el azabache. MUXXXE atraviesa este mundo decadente con un enterizo de cuero desgastado, como un seductor guerrero de la carretera. Vuelve a aparecer el familiar ataúd inquieto. Pero también hay destellos de una escena diferente, que ofrece un contrapunto a la visión apocalíptica. En este nuevo escenario, una luminosa plataforma de mármol blanco está salpicada de bellos pétalos de flores mientras un ataúd en su centro se eleva hacia arriba. La plataforma se asienta sobre una representación digital de aguas abiertas. Este nuevo espectáculo parece indicar algo más esperanzador: que en la muerte también podemos encontrar la aparición de un futuro expansivo y alternativo, una isla radiante llena de nuevas posibilidades para una versión más auténtica de uno mismo.
Esta reseña se publicó originalmente en Carla número 35.