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En el espacio de la galería Track 16, una criatura emergió como de una tormenta. Tenía tentáculos y cilios y se arrastraba sobre 10 patas. Su espalda era una membrana arremolinada y expuesta de recortes de prensa y vinilos cortados, todo ello cubierto de resina brillante. Titulado Diversity of Voices, Re-hydrating. Resisting Contamination [Diversidad de voces, rehidratación. Resistiendo a la contaminación] (todas las obras de 2021), la escultura parece un nuevo eslabón en la cadena evolutiva, una extraña vida nacida de la amalgama de basura que Alicia Piller reanimó en su reciente exposición, Atmospheric Pressures [Presiones atmosféricas].
La preocupación por el clima, los residuos y el papel de la humanidad en la decadencia del mundo se hace evidente en los materiales que Piller utiliza para crear sus esculturas, construcciones elaboradas a partir de elementos recuperados como suelos de almacén desechados, plásticos, papel impreso con láser, flora, geodas, espejos y piezas electrónicas. El uso que hace Piller de un suministro aparentemente infinito de basura activa una comprensión básica de la capacidad de la sociedad para producir basura, pero también intenta cuantificar lo inimaginable. Aunque es fácil encontrar estadísticas globales alarmantes sobre los residuos sólidos —por ejemplo, la Agencia de Protección Ambiental afirma que los vertederos recibieron 27 millones de toneladas de residuos plásticos en 20181, “Facts and Figures about Materials, Waste and Recycling”, actualizado el 30 de septiembre de 2021, https://www.epa.gov/facts–and–figures–about–materials–waste–and–recycling/plastics–material–specific-data.]—, hay una brecha cognitiva entre el procesamiento de los números y la capacidad de visualizarlos. Atmospheric Pressures nos dio una muestra de lo que hemos desatado en el mundo.
Las obras escultóricas de Piller son colecciones de “hiperobjetos”, un término que Timothy Morton acuñó para describir objetos inmensos e imposibles de ver, como las masas de material fabricadas por el hombre que han superado a la población humana y que durarán mucho más que cualquier vida individual, o incluso que la de toda una generación. El material más utilizado por Atmospheric Pressures, el tejido de vinilo, representa uno de esos hiperobjetos: los más de 4 millones de toneladas métricas de plástico que se encuentran en los vertederos de todo el mundo en 20182. Otro hiperobjeto, los 50 millones de toneladas de residuos electrónicos que se generan cada año3, está representado a través de los cables entramados y las piezas de ordenador rotas que adornan las hojas de vinilo en espiral que componen Tectonic Plates, Shifting, Polls [Placas tectónicas, desplazamientos, sondeos]. Las numerosas esculturas de Atmospheric Pressures, moldeadas con la forma de un fenómeno natural —una nube de lluvia ácida, el ojo de un huracán, una ola en cresta— encapsulaban un hiperobjeto conceptual más amenazador: el cambio climático y todas las acciones humanas acumulativas que lo han puesto en marcha. La exposición comenzó con obras de tamaño modesto montadas en la pared o posadas en un pedestal y, al llegar a la última sala de la galería, las esculturas habían crecido hasta ocupar paredes enteras —nuestros propios desechos superaban fácilmente el espacio disponible de la galería.
Piller suele introducir la forma humana en sus obras, destacando nuestro papel en la creación de estos productos nocivos. Las figuras aparecen en las impresiones láser, como las personas que asisten a un mitin de Trump coloreadas en Clouded Thoughts, Drowning Conversations. Deepening Fissures [Pensamientos nublados, conversaciones ahogadas. Fisuras profundas] o como un vistazo a nuestro propio reflejo atrapado en el cristal incrustado en el centro de Eyes of the Storm, Shifting Systems, Removing Barriers [Ojos de la tormenta, sistemas cambiantes, eliminación de barreras]. Al reflejarnos a nosotros mismos, las formas surrealistas de Piller iluminan nuestra complicidad para hacer que cobren vida.
Esto se toma al pie de la letra en obras que antropomorfizan, las esculturas como criaturas ominosas que se sienten vivas a pesar de sus formas de plástico compuesto. Hydroponic Solutions, Atmospheric Changes [Soluciones hidropónicas, cambios atmosféricos] cuelga como un pájaro del techo. Para crear un pico y una larga cola, Piller ató una hoja de palmera con cinta reciclada, alambre bien envuelto y tiras de vinilo. La obra es estridente e inquietante y se cierne sobre nosotros en la galería como si insinuara que solo nosotros tenemos la culpa de su creación.
Sin embargo, a pesar de mi visión cínica de la exposición, me sorprendió escuchar a la artista hablar de las obras con un tono esperanzador. En una charla que dio durante el transcurso de la exposición, Piller dijo que sus obras comienzan con la recogida obsesiva de objetos desechados, una forma de catalogar la basura. Con el tiempo, un objeto, como la vieja bola blanca que centra Stabilizing Temperatures, Break Cycles, Curb Disasters [Estabilizando las temperaturas, romper los ciclos, frenar las catástrofes], inspira toda una obra de arte. En esta obra, la imagen de una mujer cuyo hijo fue asesinado por la policía en 2009 se entreteje con la masa de materiales destructivos. “Seguía teniendo esta visión de estas malas hierbas creciendo a través de las grietas”, explicó Piller. “Si tienes cemento y sale esta hermosa flor a través de él, lo consiguió. Vivió a través del cemento”4. Para Piller, centrarse en la resistencia a los impactos del cambio climático se convierte en una puerta de entrada a una narrativa más amplia de supervivencia dentro de los sistemas injustos de opresión.
El título de cada escultura se une para formar un poema que aclara la visión optimista de Piller. Comienza con representaciones de un clima turbulento y se refiere brevemente a las “divisiones polarizadas” y “profundamente arraigadas”, pero rápidamente cambia para revelar imágenes más esperanzadoras —“horizontes ocultos” emergen de cielos “ardientes” y “cenizas y polvo”— y finalmente aterriza en el futuro optimista representado en Stabilizing Temperatures, Break Cycles, Curb Disasters.
Con el poema en mente, volví a la criatura de diez patas que salía de la nube de lluvia. Su título (Diversity of Voices, Re-hydrating. Resisting Contamination) se convirtió de repente en ilustración de un futuro afloramiento de los estragos del cambio climático —en la exposición, la obra parecía salir a rastras de la escultura junto a la que estaba colocada, Acid Rain, Dissolving Emissions & Old Ideologies [Lluvia ácida, disolviendo emisiones & viejas ideologías], que hace referencia literalmente a las precipitaciones venenosas—. De este modo, más que un presagio de muerte y decadencia, la escultura se convierte en una forma de vida que anuncia el comienzo de un nuevo mundo.
Tal vez la Tierra sobreviva al cambio climático, pero, si es así, será irreconocible respecto al entorno que ahora conocemos. En lugar de tierra, tal vez todo esté incrustado en un estrato de plástico en descomposición. Las criaturas podrían cambiar la sangre por el petróleo y prosperar con espuma tóxica. Los hiperobjetos serán tan grandes que la propia Tierra podría fundirse en un organismo mutado, parecido a las creaciones de Piller. Pero, si las visiones de resiliencia de Piller se manifiestan, esta nueva vida podría ser la clave de un futuro vibrante.
Esta reseña se publicó originalmente en Carla número 28.