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Hay algo seductor en el grupo de hombres asiático-americanos que aparecen en Silent Spikes [Picos silenciosos] (2021), una videoinstalación de dos canales de Kenneth Tam recientemente expuesta en el Institute of Contemporary Art de Los Angeles (ICA LA). En la película, los hombres parecen amables y abiertos mientras intentan encarnar los gestos de un jinete de toros del oeste en un teatro vacío de estilo caja negra. Estas escenas se yuxtaponen a una serie de relatos históricos del oeste norteamericano, y la película trata de localizar dónde se cruzan el racismo histórico y la interpretación de género. La obra plantea agudas preguntas sobre la cultura y la masculinidad estadounidense, y sobre cómo el pasado histórico persiste en nuestro presente contemporáneo.
El vaquero es una figura central en la exposición, que sirve tanto de personaje interpretable como de valioso foco de investigación crítica. Aunque la figura ha sido reconocida durante mucho tiempo como símbolo por excelencia de la frontera norteamericana, Tam interviene para explorar lo que significa crear una nueva iteración no blanca del arquetipo del vaquero. Al igual que en sus videos anteriores, los hombres de la película son un grupo de desconocidos colocados en varios escenarios —en una escena de estilo “ensayo”, se ponen trajes de vaquero y, sin accesorios ni caballos, hacen una pantomima de los supuestos movimientos de un jinete—. En cierto modo, el video parece un experimento social que examina cómo el reparto asiático-americano de Tam interpreta este arquetipo. ¿Adoptará el personaje hipermasculino históricamente expresado por los hombres blancos estadounidenses, o su encarnación de la figura adoptará un ángulo diferente? Mientras actúan en el escenario en lo que parece una especie de baile, muchos de los hombres se mueven con una notable suavidad, representando gestos sencillos —como levantar lentamente un brazo por encima de su cabeza o la rotación sincronizada de su pecho y caderas— que abren complejos diálogos en torno a la representación del yo.
Los movimientos de los actores demuestran una sensualidad que también se aborda en las entrevistas que se les hacen en la película. Algunos comparten sus ideas sobre la sensualidad masculina y cómo los códigos sociales definen cuándo y cómo se expresa. Un actor describe la sensualidad como la creación y la liberación de la tensión, mientras que otro la señala como una expresión íntima de la mente y el cuerpo —ambas son bellas metáforas que se reproducen en el video mientras practican sus movimientos de vaquero, presentan sus actuaciones finales y se relacionan entre sí en el escenario—. En una escena en la que dos vaqueros comparten el escenario, Tam se enfrenta a los límites de la intimidad entre hombres mientras los actores se empujan mutuamente en una armadura de silla de montar diseñada para representar un caballo en movimiento, y en otras escenas relacionadas se complementan entre sí basándose en su experiencia de trabajo conjunto. “Creo que eres un tipo muy agradable, solo por cómo tratas a la gente y cómo les hablas”, dice un hombre a su compañero vaquero. “También creo que eres un tipo muy guapo, con una gran altura. A veces [me] da un poco de envidia la altura”. Estos momentos íntimos son a la vez sinceros y sensuales, y ofrecen un contrapunto tierno al vaquero más distanciado y masculino que se retrata en los medios de comunicación estadounidenses.
Entre estos momentos hay relatos del siglo XIX que aportan un sólido contexto. Una voz en off, junto con imágenes de video de un largo túnel ferroviario, cuenta la historia de la huelga laboral de 1867, en la que los trabajadores del Chinese Transcontinental Railroad exigieron mejores salarios y condiciones laborales que los equipararan a sus homólogos blancos. El guion ficticio, escrito por Tam y leído por un narrador cantonés, se inspira en The Silent Spikes (2006), un libro del historiador Huang Annian del que el video de Tam toma prestado su nombre. En el libro, un obrero chino habla de sus frustraciones por el fracaso de la huelga, señalando el racismo y la explotación constantes que él y sus compañeros experimentaron. Como ha señalado el abogado y académico Bryn Williams, los inmigrantes chinos del siglo XIX también sufrieron discriminación y emasculación por su vestimenta, su pelo largo trenzado y otras formas de expresión cultural, que se consideraban demasiado femeninas para las normas occidentales. 1 En Silent Spikes, Tam vincula este período histórico con escenas de vaqueros actuales, estableciendo elocuentemente conexiones entre los hombres asiáticos en América desde el siglo XIX hasta el presente y provocando que consideremos las maneras en que los acontecimientos históricos configuran las creencias y comportamientos culturales estadounidenses, y cómo las intervenciones sobre la masculinidad, expresadas a través de la figura del vaquero norteamericano, desafían tanto los códigos sociales masculinos como las estructuras hegemónicas de poder.
Esta reseña se publicó originalmente en Carla issue 26.